domingo, 29 de marzo de 2009

Batman, la broma asesina


Batman, la broma asesina. Alan Moore, Brian Bolland. Ediciones Zinco, Norma Editorial, Planeta DeAgostini. Prestigio. 48 págs. Color.

Gotas de lluvia se derraman sobre una calzada. Unos faros alumbran una verja y descubren un texto: Asilo de Arkham para criminales dementes. Un escalofrío nos recorre la espalda. La figura de Batman recortada bajo la lluvia abandona el coche y se dirige a la entrada. El comisario Gordon le espera. Atraviesan pasillos y celdas hasta llegar a una sala de interrogatorios. Entra Batman, Gordon queda fuera. Un personaje entre sombras juega con una baraja de cartas. Se escucha al narrador. “Había una vez dos tipos en un manicomio…”. El principio de esta obra nos corta el aliento. Se cumplen veinte años de su publicación, apareció en 1988 y fue un rápido éxito de ventas. En 1999 recibiría varios premios Eisner, los considerados como Oscars de los cómics, a la Mejor Novela Gráfica, al Mejor Guionista y al Mejor Dibujante.
Alan Moore (Northampton, Inglaterra, 1953) y Brian Bolland (Lincolnshire, Inglaterra, 1951), guionista y dibujante respectivamente crearon una de las historias más importantes de Batman, así como de su principal antagonista, el Joker. Moore acababa de publicar Watchmen y estaba considerado como uno de los mejores guionistas de todos los tiempos. Brian Bolland tras su serie Camelot 3000 se había labrado una reputación. Juntos realizaron la historia definitiva del Joker. Nunca nadie había explicado el origen de este villano psicópata, y nunca se había profundizado como lo hicieron los autores entre los entresijos de su pasado. La capacidad de aguante de una mente enfrentada a la presión ejercida por sus actos. La culpa como motor de la historia, y de cómo los personajes se enfrentan a sus miedos, a sus carencias afectivas y a una lucha constante y sin fin. Le dice Batman al Joker: “He estado pensando últimamente sobre nosotros. Sobre lo que va a ocurrirnos al final. Nos mataremos el uno al otro ¿verdad?” Un presagio. Un final predecible que el genio del guionista británico hará variar en un giro narrativo magistral dejándonos con una respuesta que no esperábamos. Las dos caras de la moneda, los dos rostros de la culpa, lo encarnan Batman y el Joker. Una obra sin concesiones.
© Pedro F. Navarro, 2008

(Columna Noveno Arte publicada originalmente en el periódico 30 Días en noviembre de 2008)

viernes, 20 de marzo de 2009

Sambre


Sambre. Yslaire, Balac. Ediciones Glénat España. Cartoné. Cinco tomos. 48 págs c/u. Color.

Ya nada me importa… es el título del primer tomo de esta serie. Es una historia de amor, violencia y delirios. Ambientada en el siglo XIX en la Francia rural, recuerda casi al instante el retrato fiel que de esta sociedad realizara Balzac. No en vano el guionista usa el seudónimo de Balac en claro homenaje. En su lectura nos sacuden reminiscencias de Rojo y Negro de Stendhal o de Cumbres Borrascosas de Emily Brontë. Es la pasión hecha historieta. Es la historia de la estirpe de los Sambre. Bernard Hislaire (Bruselas, Bélgica, 1957) y Yann Le Pennetier (Marsella, Francia, 1954) dibujante y guionista respectivamente, crearon a mediados de la década de los ochenta este trabajo. Bajo los seudónimos de Yslaire y Balac realizaron la que está considerada como una de las obras maestras de la historieta. Apareció en la revista Circus. Inmediatamente fue aclamada por crítica y público. Sambre vio la luz debido a circunstancias especiales que rodeaban a sus autores. El dibujante, Hislaire, atravesaba por un momento de necesidad creativa. Su anterior serie de humor, Bidouille & Violette, no había tenido aceptación. Como más tarde reconocería, cambio el rumbo: “Ma boussole indiquait le sud”. Yann era un guionista orientado a series cómicas y de aventuras. Con este trabajo quería ofrecer una nueva faceta para evitar encasillarse. Hugo Sambre se ha suicidado clavándose unas agujas en los ojos. En su agonía, su sangre se derrama sobre el manuscrito que está escribiendo. En su funeral nadie falta, todos están presentes, aunque realmente la asistencia se debe al partido que representa su joven viuda. Bernard Sambre, su hijo, después del funeral camina sin rumbo perdiéndose. Comienza a llover. El joven se refugia bajo un puente. No está sólo. Al volverse se encontrará con Julie la furtiva. Al mirarla a los ojos se desarmará. Son ojos de brasa. Envueltos entre truenos y relámpagos quedan prendidos el uno del otro. Julie le pide que le demuestre su amor donde ella le indique. Bernard acepta. Ella le esperará envuelta en un vestido translucido más allá de las doce en el cementerio, en la tumba de su padre recién enterrado. Se amarán sobre la fría piedra. Establecerán un vínculo inmortal imposible de entender. Serán separados. La lucha por ese amor nos envolverá página a página entre viñetas de estremecedora belleza. Imprescindible.

© Pedro F. Navarro, 2008

(Columna Noveno Arte publicada originalmente en el periódico 30 Días en septiembre de 2008)

jueves, 12 de marzo de 2009

Miguel Ángel Díez. Bibliografía. Ilustración

Seguimos con la publicación de la bibliografía de Miguel Ángel Díez. Ahora el turno es para los libros que ha ilustrado. A partir de ahora, cada año confeccionaré una entrada con sus trabajos.


2007 Estela. Pablo Albo. Col. Trampantojo. Barcelona. Thule Ediciones.



2007 Mi abuelo Simón lo sabe. Nieves Pérez Rivero. Los álbumes de sopa de libros. Madrid. Anaya.






2007 El cartero de Bagdad. Marcos S. Calveiro. Col. Ala Delta, Serie verde, vol.:65. Zaragoza. Editorial Luis Vives. Edelvives.





2008 Los animales de la lluvia. Pedro Villar. Col. Diálogo infantil, libros muy ilustrados, vol.:11. Valencia. Editorial Diálogo. Editilde S.L.


2008 El castellano viejo y otros artículos. Mariano Jose de Larra (Adaptación de Miguel Ángel Ortega). Col. Adarga, vol.:8. Zaragoza. Editorial Luis Vives. Edelvives.





viernes, 6 de marzo de 2009

El silencio de Malka


El silencio de Malka. Jorge Zentner, Rubén Pellejero. Ediciones Glénat España. Rustica. 86 págs. Color.

La palabra EMET en hebreo significa verdad. Existe la creencia, y la fe, qué, si se escribe esta palabra en un hombre de barro, éste cobrará vida. Si se borrara la primera letra, el alef, la palabra resultante sería MET que significa muerto. Es entonces cuando el hombre volvería a ser barro. Este hombre, este mito recibe el nombre de Golem.
Jorge Zentner (Basavilvaso, Argentina, 1953) y Rubén Pellejero (Badalona, Barcelona, 1952) han colaborado juntos desde el inicio de la década de los ochenta. Sin lugar a dudas su trabajo más premiado y reconocido es El silencio de Malka, ganadora en 1997 del prestigioso premio Alph-Art en Angoulême a la mejor obra extranjera. Siendo además finalista en los premios otorgados por el Saló del Cómic de Barcelona.
Zentner nació en Argentina en el seno de una familia judía que había emigrado desde Europa huyendo de los abominables pogroms, palabra rusa que significa ataque o disturbio. Siempre intentó conocer la historia de esta huída aunque su abuela no la recordaba con claridad; hasta que alguien mencionó la palabra London. Los recuerdos volvieron lúcidos. Y narró el viaje desde Besarabia, en la Rusia zarista más profunda, hasta London, regresando de nuevo a Besarabia para huir hasta Odessa y de allí partir en barco a Argentina. “Cuando pasábamos por Brasil hubo una tormenta […] casi me caigo al agua; me salvó un primo, que estaba cerca y alcanzó a agarrarme de las trenzas. En ese relato, en esas trenzas pelirrojas está el origen de El silencio de Malka”, nos cuenta Zentner.
Malka es una niña judía que con su familia huye de Rusia hasta Argentina. El paraíso prometido en este país no es tal. Sequías, plagas, semillas de mala calidad harán que la vida en Entre-Ríos sea difícil y penosa para estos emigrantes. Hasta que un día Zelick, su tío, recibe ayuda divina por medio del profeta Elías y obtiene el permiso para crear un Golem. Zentner y Pellejero abandonan el registro de historieta de aventura para entregarnos un trabajo autobiográfico y poético, donde las líneas se sintetizan y el color embarga, donde cielos y campos adquieren el valor de personaje, y la vida, nace del barro cuando una palabra se escribe. EMET, verdad. No la dejen pasar.

© Pedro F. Navarro, 2008

(Columna Noveno Arte publicada originalmente en el periódico 30 Días en junio de 2008)