domingo, 10 de mayo de 2009

Las serpientes ciegas


Las Serpientes Ciegas. Felipe Hernández Cava y Bartolomé Seguí. BD Banda. Cartoné. 72 págs. Color.

Overtura. New York, 1939. Un recién llegado se enciende un cigarro sobre la azotea de un edificio. Escuchamos sus pensamientos. “Me han encomendado la misión de encontrar a un hombre que incumplió un pacto. Y en eso consiste mi trabajo: en capturar a los insinceros para hacerles ver que no se puede dar en vano la palabra propia”. Felipe Hernández Cava (Madrid, 1953) y Bartolomé Seguí (Palma, 1962) nos ofrecen una impresionante historia con tintes de serie negra aderezada por una suerte de venganza nacida en pretéritos encuentros y desencuentros ideológicos entre los personajes que desembocará en un enfrentamiento durante la batalla del Ebro en el transcurso de la Guerra Civil española y culminará en el New York de 1939. No en vano esta obra, publicada originalmente en Dargaud, acaba de recibir sendas nominaciones del Saló del Cómic de Barcelona. Mejor obra y mejor guión de autor español. Aunque a titulo personal me resulta una injusticia que el trabajo de Seguí haya quedado huérfano de una más que merecida nominación a mejor dibujo. Estamos ante uno de los cómics del 2008. Y duele este olvido.
Tras apurar el cigarro y arrojar la colilla, el recién llegado desciende a la calle y comienza su búsqueda. Ben Katchor es su objetivo. Sabe que tiene un único amigo en la ciudad: Red. Regenta una pensión. Allí se alojará, allí le esperará. Ben se adueña de la voz narrativa, busca a Curtis Hanson, es su hombre, aunque su desesperación se tornará en rabia cuando se encuentre ante su tumba, la fecha es falsa, sabe que es otra de las mentiras de Hanson. A partir de entonces el recuerdo se alterna con la búsqueda, navegamos las vidas y los recovecos de Ben y Curtis, y la venganza, latente, parece un modo de alargar la vida. La narración de Cava, fluida, es llevada con mano de hierro en una historia donde lo que no se cuenta adquiere un sentido y toma cuerpo con el paso de las viñetas cuando el resorte final sorprende por inesperado y audaz. El dibujo de Seguí elegante en el trazo, en la composición, no deja de brillar hasta la última plancha con meritos propios de orfebre, dando carne a un New York creíble, a unos personajes vívidos y acompañados por un color lleno de coherencia. No caigan en el error de perdérselo.

© Pedro F. Navarro, 2009

(Columna Noveno Arte publicada originalmente en el periódico 30 Días en marzo de 2009)

No hay comentarios: