jueves, 25 de junio de 2009

Las Ciudades Oscuras I


Tras la aparición de mi primer artículo en Yellow Kidd en septiembre de 2002. El redactor jefe de la revista Las Estaciones de Nemo, Javier Riva, me propuso colaborar con un artículo en su siguiente número. No podía creérmelo. Sentí que estaba preso de un sueño. Solicité escribirlo sobre Las Ciudades Oscuras de Schuiten y Peeters. Lo aceptaron. Y así nació este extenso texto sobre uno de los mundos míticos por excelencia de la historieta europea, aún por descubrir en su totalidad en nuestro país. No acabaron las sorpresas. Cuando apareció el número 25 de Las Estaciones de Nemo la portada estaba dedicada a mi artículo. Me sentí como en casa y allí estuve hasta el final. Espero que lo disfruten.


Las Ciudades Oscuras

Franz Bauer cruza la Puerta B, Eugen Robick se duerme en su despacho, Isidoro Louis abre incrédulo otro libro, Giovanni Battista recoge sus cosas, Ferdinand Robar desea ver ocultarse el sol en el Bosque de Megara, Constant Hables grita desde una ventanilla mientras Tina Tonero le escucha, Stanislas Sainclair abre un nuevo camino en su periódico, Mary Von Rathen levanta los brazos, Albert Chamisso despierta sobresaltado, Roland de Cremer otea el horizonte…

¿Mito o realidad? El reflejo y los exploradores

Debemos partir de una duda razonable sobre la existencia o no de las ciudades oscuras. Hay tantos argumentos a favor como en contra. Un planeta no lejano al nuestro es lo que llamamos “las ciudades oscuras”, “el continente de las ciudades oscuras”, o simplemente “el otro mundo”. No sabemos dónde se encuentra, ni tampoco la distancia que nos separa. Sí sabemos que nuestro satélita, la luna, se manifiesta de forma pareja en ambos mundos por lo que pensamos que una cercanía no es una idea tan descabellada, y sí plausible. Hay hipótesis, no podemos obviarlas, que nos dicen que ambos planetas pueden sufrir una especie de eclipse perpetuo, ya que desde las ciudades oscuras no se ve la Tierra y viceversa. Explicaciones, tantas como queramos dar; Schuiten y Peeters en el libro La Guía de las Ciudades (Le guide des cités) apuntan: “Curvatura del espacio, falla temporal, universos engastados: todas estas hipótesis son demasiado insuficientes para llegar a comprender de manera satisfactoria cómo están unidos los dos planetas” ¿Quizás sea un reflejo distorsionado de nuestras ambiciones? Al acercarnos a este mundo debemos hacerlo desde las perspectiva de un “explorador” en el sentido más estricto del término. Schuiten y Peeters los autores del libro anteriormente mencionado nos hablan del problema cartográfico indicándonos que cada ciudad, durante decenios, ha pensado ser el centro de su mundo (¿vanidad?, ¿reflejo de las teorías de nuestro planeta?), y sus mapas siempre han sido confeccionados con esta premisa, ahora podemos decir que una parte del mundo de las ciudades oscuras está explorado, pero la parte más extensa sigue siendo un misterio para todos. Existen en estos momentos varias cartas geográficas bastante precisas, aunque las dudas nos siguen asaltando. No menos inquietante es el problema histórico, pensemos que su presente es el del “año”, tomemos los términos con reservas, 769 aproximadamente. Su año cero se determina con un acontecimiento básico: el inicio de la construcción de La Torre. ¿A qué año de nuestra cronología sería equivalente?, es imposible determinarlo. Anteriormente a La Torre, ¿qué civilización había, si la hubo?... Las ciudades más importantes de este mundo son, por orden alfabético: Alaxis, Armilia, Blossfeldstad, Brüsel, Calvani, Mylos, Parí, Sodrovno-Voldachie (La), Urbicande, Xhystos. Sigamos con la teoría del reflejo y démonos cuenta del parecido de estas ciudades de nuestro mundo, ¿Brüsel sería el reflejo de Bruselas?, ¿Parí sería el reflejo de París? Las ciudades oscuras, podríamos decir, que existen, que no son creación de nadie, y menos aún de Schuiten y Peeters. Ellos nos dicen con claridad: “contrariamente a una de las leyendas más extendidas, no somos los inventores de las ciudades oscuras ni tampoco los primeros en evocarlas”. Debemos entender a los autores como dos exploradores que han encontrado la manera de poder atravesar la “barrera” que ambos mundos separa. ¿Cómo lo han hecho?, ese es uno de los misterios. Existen “pasajes” que llevan de un mundo al otro. ¿Dónde se encuentran? ¿Cómo se utilizan? Schuiten y Peeters nos cuentan cómo comenzó todo, fue un domingo del año 1980 durante una visita al Palacio de la Justicia de Bruselas –obra de un enigmático arquitecto, Joseph Poelaert, del cual se conservan sólo rarísimos datos acerca de su vida, y grandes lagunas, como por ejemplo el paradero de los planos del inmenso palacio, o cómo fue posible que con un mínimo currículo consiguiera hacerse con un encargo como el del palacio. – en una de sus salas hallaron por azar lo que más tarde llamarían “pasaje” que les condujo a un mundo desconocido, el continente de las ciudades oscuras. A su regreso tuvieron la necesidad de escribir sobre “el otro mundo” utilizando el medio que mejor conocían: la historieta. Aseguran incluso el haber tenido contacto postal con una habitante de la ciudad de Mylos: Mary Von Rathen.

(Continuará...)

© Pedro F. Navarro, 2003


(Artículo publicado originalmente en la revista Las Estaciones de Nemo nº25 en la primavera de 2003)

lunes, 8 de junio de 2009

Tras el Saló


Este año las sensaciones han sido encontradas. El viernes el Saló empezó como El Imperio Contraataca. Ciertas esperanzas se iban truncando. Quizás albergué demasiada expectación. Y las ganas que uno siempre tiene no se vieron desbordadas como otros años. El Saló lo sentí más breve, con menos stands, menos librerías, menos editoriales, y las exposiciones un tanto ligeras de contenido. La crisis se hace notar en todos los ámbitos.
La mejor exposición fue, sin duda, la dedicada a Alex Raymond. Pocas planchas sí, aunque de una calidad insuperable. Una ventana a los años 30 del siglo pasado que nos demuestra que la sorpresa y la fascinación de su publicación no han disminuido más de seis décadas después. En el blog La Canción de Tristan pueden encontrar unas magníficas fotos de esta muestra, pinchen aquí.

El sábado todo se recondujo. Ya les explicaré más adelante. La gente comenzó a llegar, y en ciertos stands encontré algunos jugosos cómics que se me resistían. Se produjeron dos encuentros favorables. Uno estaba programado y el otro me tomó por sorpresa. Después, unas cervezas con los amigos donde se habló de proyectos, de próximos tebeos por aparecer, de ilusiones y esperanzas. Y como final inesperado, un cómic difícil de encontrar, al menos por tierras alicantinas, me fue regalado, firmado y dedicado. Gracias Carlos, gracias Jorge.
El domingo concluyó el segundo encuentro. Un
último paseo por el pabellón nº 8, y una comida suculenta fueron la despedida. Más tarde en el tren pude disfrutar de una conversación con nuestro carcelero favorito recién galardonado por su ya extensa trayectoria en la divulgación de este medio tan nuestro y querido.