viernes, 16 de octubre de 2009

Miradas. Entrevista a Miguel Calatayud II

Ilustración inédita de "Kembo. Incidente en la
pista del circo Medrano" de próxima aparición.


¿Qué diferencias hay entre el trabajo de un ilustrador y el de un dibujante de cómic?

No está mal reflexionar un poco sobre lo que es el trabajo de realizar ilustraciones para un libro y el trabajo en el cómic, entendiendo que la máxima relación con la ilustración se da cuando trabajamos con un guión de otra persona. En ilustración, hasta cierto punto, podemos mostrar y ocultar al mismo tiempo. Si del relato literario
hay algo que no me interesa o que no me conviene ya que puedo tener tendencia a una determinada imagen, a un determinado ambiente, entonces me interesa más ilustrar eso que no otro pasaje que me puede ser más incómodo. Bien porque no va con mi forma de entender las cosas, o bien por la representación de elementos que elegiría. Es decir, cuando hacemos ilustración podemos elegir los momentos y podemos ocultar las cosas que nos interesa que no sean mostradas. Además, la ocultación tiene su interés, crea misterio, no hay por qué enseñarlo todo. En ilustración se nos considera muy ligados a la literatura, yo siempre he defendido que estamos más ligados al cine. Nuestro trabajo es visual. Incluso a veces, defiendo que en un libro ilustrado hay dos vías: la vía literaria y la vía gráfica, El libro está conseguido cuando tiene una presencia en las imágenes y ya no te lo puedes imaginar de otra forma. En este caso, normalmente suelen estar implicados tanto el ilustrador como el autor literario, hay afinidad.
En el có
mic hay que mostrarlo todo. Estamos hablando de un relato absolutamente visual. De un cómic planteado de forma que existe un guión previo y que llevo ese guión a imágenes, porque cuando el guión es del propio dibujante, hay más margen ya que si algo no me interesa puedo, no ocultarlo, sino eliminarlo directamente. Aunque efectivamente, hay que mostrarlo todo porque al ser tan visual no puedo parcelarlo. Una escena la puedo resolver con primeros planos y así evito otras cuestiones, pero a lo largo del relato visual es difícil de mantener, llega un momento en que tienes que mostrar escenarios o tienes que mostrar puntos de vista que a lo mejor te crean complicaciones. Siempre pongo un ejemplo, de hecho es un trabajo que hice. Volvamos al tema de la ilustración, imaginemos una escena que a mi no me interesa para nada. Una señora está hablando con una criada y hay una presencia fantasmal que aparece entre cortinas y observa ¿Cómo lo resuelves? ¿Con una conversación? No me atraía, es una escena de cierta vulgaridad, no ofrece posibilidades de sorpresa. Recuerdo que la resolví cargando el verdadero valor de la imagen en las cortinas. Las cortinas desarrollaban una escena de trovadores, de figuras fantásticas, era como un tapiz y ahí basaba el valor de la imagen. Las cortinas se abrían, aparece la presencia y en el primer plano las dos figuras se enfrentaban la una con la otra, pero el verdadero valor del dibujo no aparecía en el texto porque estaba representado en las cortinas. La traslación de esta imagen considerada como ilustración al mundo del cómic, que es más relato, que es más secuencia, es complicada. En cómic no nos podemos detener a entretenernos porque lo que nos interesa es el desarrollo argumental, el avance de la tensión narrativa, etc.
He usado, de cuando en cuando, la imagen a toda página.
En mi trabajo en cómic le he prestado un cierto interés. De la misma forma que en un film, la tensión narrativa se detiene ante un escenario, ante una imagen espectacular ¡Hasta los grandes del cine se detenían a veces! Probablemente esa imagen a toda página analizada tiene más que ver con la ilustración que con el propio relato.
¿Puede un libro ilustrado tener el carácter de cómic?

Una narración gráfica probablemente no tendría el carácter de cómic como sucesión de viñetas, pero por qué no resolver esta cuestión con imág
enes a toda página. Perderíamos la secuencia, aunque también la secuencia podría estar dentro de esa gran imagen que ocupara toda la página. Bueno por ahí creo que iría ese enfoque.

¿Detendría la secuenciación?

No hay que olvidar que la secuencia puede estar dentro de esa imagen…

¿Un segundo plano donde transcurre la
acción?

Efectivamente, incluso aunque sea un recurso
histórico de pintura. A veces un determinado pintor en el mismo cuadro desarrollaba una secuencia. Es decir, vemos cómo unos personajes salen por la puerta de una ciudad, en otro lado del cuadro vemos que están atravesando el puente de un río, y en un plano cercano, están los dos conversando con un caminante. En la misma escena hemos desarrollado toda la secuencia. Incluso en pintura religiosa es muy frecuente la vida de un determinado santo. Lo vemos joven hablando con alguien, a la derecha lo están martirizando y, al otro lado está en el cielo. Es muy frecuente. En realidad todo es imagen al servicio de un relato. No se puede juzgar la imagen por sí sola sin desvincularla del relato. En el cómic esto tiene más importancia todavía porque la relación entre texto e imagen es lo mismo, por decirlo de alguna manera, el texto es dibujo también…

Es una simbiosis…

El texto es dibujo ¿por qué no? Mientras, en ilustración hay que diferenciar, hay libros y libros. El libro que de cuando en cuando ofrece una página de ilustración, era el libro ilustrado de siempre. Luego hay libros donde la relación entre imagen y texto está al cincuenta por ciento, es decir, hay páginas completas de texto, hay páginas completas de dibujo, hay más frecuencia de dibujo. Luego están los álbumes, el texto queda reducido al mínimo, son lo que llamamos álbumes infantiles. Aquí el gran protagonista
es el relato grafico, las imágenes, que, a veces, llegan a ocupar el noventa por ciento del libro, quedando el texto reducido a una pequeña parte. El protagonismo gráfico es total, el libro se convierte en un objeto, un objeto cultural, sigue siendo libro por las características del producto. Incluso por ahí fuera ya es materia de coleccionismo. Siendo un libro infantil lo compran los adultos porque se deleitan. El valor del texto no hay que olvidarlo nunca, estamos trabajando al servicio de una invención literaria. Cuando me preguntan sobre esto pongo el ejemplo del libro sin palabras. El libro sin palabras es un relato gráfico total porque no interviene el texto, pero ¿eso excluye a un autor literario? Alguien ha desarrollado una idea, le ha dado unas características y no utiliza la palabra como recurso, pero le da todo el desarrollo argumental. El referente seria el cine mudo, no hay palabras, pero hay un guionista, hay alguien que inventa.
Igual ocurre en el cómic. Hay historietas mudas que tienen un guión, un tiempo de reloj, un tono, etc.

Evidentemente.

Cuando trabajas a partir de un tema ¿Cómo surge esa invención, esa idea, ese giro visual que hace genial a la imagen?

El tema de lo que es la invención afecta más a la ilustración que al cómic, pero hasta cierto punto. El tema está dado porque es la labor del autor literario, en el caso del cómic sería el guionista. A partir del tema surge la idea, la idea son estos recursos ingeniosos, el encontrar una solución visual que no es la forma de representarla porque la forma de representarla ya es la aportación del estilo del dibujante. Podría haber una fase intermedia a partir del tema, de esta sugerencia porque aún no representamos. Ahí puede haber una idea incluso ajena al dibujante, en la fase de representación podría haber a mi lado alguien, como un director de arte. La idea también puede ser mía pero el último escalón sería la ejecución, la forma de presentar esa idea. A veces no se tiene en cuenta, porque el dibujante no se pone a dibujar sin más, tiene primero que pensar, esto es lo que llamo la idea, la idea a partir del tema. No funciona tanto en el cómic aunque podría darse el caso de un tándem: uno piensa a partir de un guión, esto lo vamos a resolver así o asá, y luego la mano ejecutora, que indudablemente puede ser genial. En fin, que funcionan cosas que no son el propio dibujo sino una fase intermedia que yo creo que a veces el público, el lector, olvida: el ingenio sobre la técnica del dibujo, la fase de pensar.

Normalmente se piensa que el dibujante se tira en plancha, por así decirlo, a hacer el dibujo sin tener la gramática.

Cierto, pero a veces se confunden con el guión. El guión está resuelto. Pero al convertir el guión en imagen pueden surgir ideas, ideas que se aplican sin perjudicar el texto. Por ejemplo, en el terreno cinematográfico, la fotografía cinematográfica es un elemento pero las ideas que aporta el director sobre determinadas cuestiones, cómo presentar aquello, cómo disponer la cámara, bueno hay muchos ejemplos que no vamos a entrar. Pero está claro cuando hay ingenio, no sólo imagen, sino ingenio detrás…

….y además puede ser narrativo, a ver, el caso más innegable, la presentación del personaje principal de la película Casablanca, por ejemplo.

Evidente. (Risas) Se puede hacer de una forma vulgar o de una forma pensada, estudiada. Cuando hablamos de dibujo, de ilustración, de cómic, creo que es lo que define a un gran autor, a un autor interesante de otro autor que puede ser un genial dibujante pero le falte ese aspecto ingenioso, ese aspecto de darle vueltas al asunto para aportar algo más que el mero dibujo genial.

(Continuará...)

© Pedro F. Navarro, 2009

lunes, 5 de octubre de 2009

Miradas. Entrevista a Miguel Calatayud I


Miguel Calatayud (Aspe, Alicante 1942) es ilustrador y dibujante de cómic. El pasado 15 de septiembre obtuvo uno de los más importantes galardones por el conjunto de su obra, el Premio Nacional de Ilustración 2009. Artista de mirada radical, lleva cuarenta años deleitándonos con sus propuestas fuera de toda tendencia o catalogación. Ha realizado cerca de medio centenar de libros de ilustración y una decena de álbumes de historieta con textos propios y ajenos. Nos hemos desplazado hasta Valencia para recoger de primera mano sus impresiones y realizar un acercamiento tanto a su persona como a su trabajo.

En una carrera tan plagada de éxitos y rec
onocimientos, inclusive de la crítica ¿Cómo te sientes con este galardón? ¿Lo esperabas?

Respecto al momento ha sido una absoluta sorpresa. Este reconocimiento me halaga, me contenta, vamos que me encuentro muy bien. Este premio es interesante por dos aspectos. Primero porque se decidió que se concediera al trabajo visto de forma retrospectiva a toda una vida. Si alguien ve mi currículo se encuent
ra con que ya lo había recibido con anterioridad. No es exacto, porque el reconocimiento de ilustración de carácter nacional se concedía antes a un título de un libro y un año de publicación concreto. Ahora se intenta que el premio de ilustración esté homologado y al mismo nivel que el resto de reconocimientos artísticos y se concede desde hace ya un año a una trayectoria. Segundo creo que es muy bueno para la profesión porque sitúa a todos los colegas al mismo nivel de calidad que el teatro, el cine, el trabajo literario y es, cada vez más, normalizar lo que es la consideración respecto a la ilustración. Me parece importante, al margen de mi alegría por haberlo recibido, ya que a lo ancho y largo del estado hay gente que ha dedicado a esto toda su vida y que ahora tengan la posibilidad de ver su trabajo reconocido de esta forma me parece valiosísimo. Ya era hora.


¿Cuándo decidiste ser dibujante? ¿Fue un impulso consciente, fue vocacional?

La aproximación al trabajo de ilustrador viene dado primero por un disfrute como contemplador, como admirador, vives esto en la infancia, te gusta, te atrae. A mí me toco vivir la posguerra, no la inmediata posguerra pero casi, el tebeo para nosotros era la posibilidad de volar, de viajar, de estar en otros lugares, de conectar con héroes queridos, por no hablar del cómic de componente humorístico, de las páginas de revistas como Pulgarcito, como del TBO. Ahora las vemos con otros ojos porque para nosotros son documentos. Este disfrutar contemplando te lleva evidentemente a hacer pinitos, y empezar a hacer dibujitos. Luego un amigo te lleva a probar alguna técnica porque te dice que hay unas tintas y que con esas tintas metes un color que queda mejor, es decir, que es como una cadenita que te va aproximando de una forma absolutamente ingenua y sin ninguna pretensión. Nunca pensé que me dedicaría a esto. En mi caso fue una progresión. En mi etapa de formación estaba atentísimo a todo lo que se producía, a todo lo que nos llegaba, porque eran otros tiempos, ahora las posibilidades de información son totales, pero en nuestra época te llegaba algo con una revista Marie Claire de Francia, una publicación inglesa, una de Norteamérica, había que buscarlo. Todo lo acabas integrando en tu evolución. Siempre he defendido que un dibujante o un artista que se dedique a esto tiene que estar atento a todo lo que se está haciendo. Supone una constante inquietud. En resumen, es una evolución generada primero por tu interés, por esa labor como admirador, como lector, como disfrutador. Luego, de alguna manera, tomas la decisión de involucrarte profesionalmente. Hay un aspecto fundamental, que es la dedicación de tiempo. Esta no es una labor que se puede despachar alegremente en un ratito, hacerla con responsabilidad requiere de tiempo, no sólo de ejecución sino de reflexión.


¿Cuál es el proceso de trabajo que sigues desde el papel en blanco hasta que acabas una ilustración o una página de cómic?

Cuando me enfrento con el papel en blanco siempre da un poco de vértigo pero tiene el atractivo de lo que va a ocurrir. Con un primer boceto no te basas en nada, y si cuentan que tienes el dibujo en la imaginación, lo que tienes es una tendencia, tienes una idea, pero la idea no toma forma hasta que la presentas. Para mí es un momento absolutamente precioso. Aunque vayas a tantear. Acabo de hacer un cartel para unas fiestas de Bocairent. A veces, te quedas pensando con la pluma estilográfica, haces un monito pequeño, tamaño sellito, y uno, me dio la clave del cartel. Hasta el punto de que fui a una fotocopiadora a ampliar. Luego lo cambias y lo enriqueces. Después, es un proceso. Es considerar las dimensiones, ajustar proporciones, llegar al formato, el estudio de color, etc. Frente al papel en blanco funcionas de una forma inconsciente, como si hicieras apuntes, como si hicieras bocetos y cuando sale algo interesante, he de confesar, que es el momento más apasionante, más emocionante, es el momento de autentica creación. El papel estaba en blanco, la idea no existía, y de pronto, aparece.

(Continuará...)

© Pedro F. Navarro, 2009

(Columna Noveno Arte publicada originalmente en el periódico 30 Días en septiembre de 2009)