lunes, 30 de noviembre de 2009

Las Ciudades Oscuras, 2009


Ha sido un año importante para la serie de Las Ciudades Oscuras.
Se han llevado a cabo diversos cambios y modificaciones: nuevas ediciones, nuevas revisiones, y además, la aparición de un nuevo título, aunque como veremos, no es tan novedoso como en un principio puede parec
er. Espero que estos breves apuntes les sirvan para conocer los cambios sucedidos en la serie. Cambios que si bien pueden parecer como ilógicos en otras series de cómic aquí cada vez que sus autores han considerado necesario retocar alguna parte de sus libros ya publicados lo han hecho pensando siempre en conseguir mejorar su trabajo.
Peeters en el apéndice de la nueva edición de La Sombra de un Hombre comentaba los cambios más importantes realizados en la se
rie durante su andadura “Un año después de la primera edición de Las Murallas de Samaris revisamos el final del álbum: era demasiado breve, hermético para una gran parte de nuestros lectores. Más tarde, añadimos un capítulo a La Chica Inclinada, modificamos El Archivista y ampliamos La Guía de las Ciudades”.


La Fiebre de Urbicanda (Las Ciudades Oscuras, volumen dos)

La nueva edición en rustica de este clásico indiscutible de la serie se realiza sobre un papel mate que nos devuelve una impresión más acertada de las tintas de Schuiten. Viene acompañada de un apéndice “La Légende du Réseau” que en principio ya fue publicado en la versión álbum, pero que ahora aparece con una nueva maquetación, más desahogada, que incluye un par más de ilustraciones en blanco y negro. El epílogo final recupera una historieta de tres páginas de 1997, “La dernière vision d’Eugen Robick”. Sin lugar a dudas esta edición es la más completa hasta la fecha.


El Archivista (Las Ciudades Oscuras, volumen tres)

La aparición en rustica de este tercer álbum d
e la serie no aporta cambio alguno a los ya realizados en la corrección y ampliación del libro en el 2000. Únicamente cabe resaltar que la edición está más contrastada, a mi parecer, sobre papel mate, dando mayor presencia e intensidad a las tintas.


La Sombra de un Hombre (Las Ciudades Oscuras, volumen once)

Es el tomo que más ha cambiado en la hist
oria de la serie de las Ciudades Oscuras. Esta nueva edición es una versión renovada de la publicada por vez primera en 1999. La Sombra de un Hombre era un trabajo del que no estaban satisfechos sus autores. Schuiten y Peeters decidieron abordar todos los cambios necesarios para mejorar el libro. El personaje principal se transforma entonces en el narrador de la historia, se eliminan cinco páginas de la versión anterior y se añaden ocho páginas nuevas, además de realizarse un número importante de mejoras en diversas viñetas como la orientación de las sombras, la reubicación de los personajes, cambios de plano, etc.
Todo este trabajo nos devuelve un álbum que ha ganado en profundidad, en intensidad, donde la historia se cierra con un final nuevamente elaborado, más poético que engrandece el resultado sin por ello perjudicar la calidad i
nicial de la historia.


La Théorie du Grain de Sable (Las Ciudades Oscuras, volumen catorce)

Acaba de aparecer la versión gigante e integral de los dos álbumes que forman esta historia. Similar a la que en su momento fue la edición gigante de El Archivista. Como ocurre con La Fiebre de Urbicanda se opta por un papel ma
te que nos devuelve las tintas de Schuiten con una intensidad que no se apreciaba en ninguna de las dos ediciones anteriores, tanto la de las dos partes originales, como la de cofre en apaisado.
Esta edición emociona, parece estar viva. Las sensaciones que me ha producido no las puedo transmitir en este breve acercamiento. Además, viene acompañada de un apéndice donde los autores nos muestran los referentes reales que han servido de decorado para la realización de esta obra.


Souvenirs de l’Eternel Present (Las Ciudades Oscuras, volumen quince)

Como les indicaba antes, este álbum es el que podríamos considerar nuevo. Aunque no es del todo cierto. Una versión primitiva de esta historia ya vio la luz. En aquel momento no se consideró su pertenencia a la serie. Es ahora cuando definitivamente se acaba por integrar como parte de Las Ciudades Oscuras. Este hecho se debe a su peculiar origen. Les explico. Raoul Servais es un reputado cineasta de animación. En 1987 contactó con François Schuiten para la creación de los escenarios de su próxima película: Taxandria. Schuiten debía de diseñar la ciudad homónima. Teniendo en cuenta que estos dibujos no iban a ser el punto de partida para la creación de los escenarios definitivos, sino que sus imágenes tal y como fueron concebidas serían el decorado final de la película. Raoul Servais partiría de estos decorados para incrustar en la película actores de carne y hueso. Taxandria sería una película de animación con actores reales. Tras un largo periplo con constantes reescrituras del guión inicial y numerosos problemas técnicos la película llegó a realizarse en 1994. Schuiten publicó en 1993 Souvernirs de l’Eternel Present dando a conocer el trabajo que había realizado para el film. Dieciséis años después, Schuiten y Peeters nos sorprenden recreando todo aquel material, aportando nuevas imágenes y soluciones narrativas para llegar a construir un álbum de historieta que intenta ser un acercamiento a la propuesta inicial de Raoul Servais. Y que, sin lugar a dudas, se convierte en un homenaje a una idea original que por diversos motivos no fue comprendida en su momento.
Aimé es un niño de diez años con la cabeza rapada. Vive en Taxandria una ciudad inmensa repleta de columnas y palacios desiertos. Sus habitantes tienen prohibido hablar del pasado y del futuro. Están sometidos a la ley del Presente Eterno.
Aimé es el único niño en una ciudad de hombres. Cuando pregunta por su madre, a la cual recuerda lejanamente, nadie le contesta. Un día entre las ruinas de una biblioteca encuentra un libro que se titula “Taxandria. Historia del Gran Cataclismo”.


Espero que les haya gustado este pequeño repaso, ya me comentan.

© Pedro F. Navarro, 2009

domingo, 22 de noviembre de 2009

Sandman. Noches Eternas

Es el regreso de Neil Gaiman al personaje que se lo ha dado todo, al personaje que inundó su vida y sus sueños desde aquel huracán de finales de 1987 hasta 1996. Tras siete años desde que acabase su serie, tras cinco desde que publicase aquella última incursión con el cuento ilustrado Cazadores de sueños.

Una historia con final

Traje y capa morada, sombrero y mascara de gas, su nombre Wesley Dodds; T
raje rojo y amarillo, miles de monitores rodeándoles en una burbuja perdida en el sueño, sus nombres Dr. Garret Sandford y Hector Hall. Todos diferentes, todos Sandman. Tres personajes, partes de un mismo sueño.
Verano de 1987, Neil Gaiman escribe el borrador inicial de la que será su primera obra para DC Comics, Black Orchid, concretamente el núm
ero 1, en una nota comentaba al dibujante Dave Mckean: “Incidentalmente... una idea que me gusta pero que puede parecerte demasiado banal, es que, si como ahora, hay mucha gente dentro de un sueño, incluyamos personajes de la Corriente Onírica DC. Puesto que los sueños son de todas maneras ilógicos, poner a Caín y Abel de camareros, o a Sandman, Bruto y Glob en una esquina, en un ángulo raro, mientras pasa el taxi, tendría un cierto sentido, complicado y tramposo. No destacarían, sólo estarían allí.”
Del segundo borrador desapareció, pero en la mente del guionista empezó a bullir aquella idea.

El autor había barajado c
on DC Comics una lista de personajes con los que estaba interesado trabajar, entre ellos curiosamente no estaba Sandman, pese a que tenía en mente hacer algo con la versión que realizó Jack Kirby en los 70, como le mencionó de pasada a Karen Berguer en septiembre de 1987 durante la Convención de Cómic inglesa celebrada en Londres. Su intención primera era la de realizar una serie de terror, no una serie de superhéroes. Un tiempo después recibió una llamada de teléfono, era Karen, querían que realizara un cómic de Sandman, la única limitación que le imponían era la conservación del nombre, el resto corría de su cuenta, tenía el camino libre.
Por aquellas fechas un huracán comenzó a asolar el Sur de Inglaterra, Neil Gaiman sólo pensaba en la historieta. Cuando regresó la electricidad escribió compulsivamente treinta folios con el argumento de lo que más tarde serían los ocho primeros números de la colección, lo envió a la editorial. El proyecto fue aceptado. Sandman, tal y como lo conocemos, había nacido.

La serie duró setenta y cinco números, un espe
cial y dos historias cortas desde enero de 1989 hasta marzo de 1996 englobados en un total de diez arcos argumentales 1, además de un cuento ilustrado aparecido en 1998 2. Contó la historia que quería contar, y su editorial respetó su silencio, respetó su obra.
En el año 2003 se celebraba el décimo aniversario del sello Vertigo. Karen Berguer propuso a Gaiman contar una historia más de Sandman para tal efemé
ride.
Durante dieciocho meses el autor escribió Noches Eternas. En septiembre de 2003 apareció el libro en Estados Unidos, Sandman regresó.
Un libro que contiene el universo

Un hombre se propone la tarea de dibujar
el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes... Poco antes de morir descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara.
Jorge Luis Borges

Noches eternas no es sólo una colección de historias sobre los Eternos. Narra olvidos y desilusiones, trozos de papel flotando en el agua, sangre derramada sobre una mesa, dones fugaces en el alba de los tiempos, el abandono de tu cuerpo sobre una calzada, canciones de lagartos y sueños de peces-pájaro, búsquedas lejanas. Sus páginas
nos devuelven unos personajes ya conocidos pero sin embargo una vez que se inicia la lectura se nos antojan nuevos, es el mayor merito de estas historias. No nos hace falta el recuerdo anterior para disfrutar del libro. No importa si no conoces a Sandman, no importa si no has leído nunca nada de este personaje, y al mismo tiempo, si lo has hecho, no importa todo lo que has leído, no importa, porque los senderos siempre han estado ahí, y este es el destino de todas las historias, ser caminadas por la lectura. Noches eternas no es sólo una colección de historias sobre los Eternos.
Muerte y Veneci
a la primera historia es dibujada por P. Craig Russell, el único autor del presente libro que había trabajado anteriormente con Neil Gaiman, narra paralelamente la historia de un conde y su sequito viviendo un repetido día perfecto y la historia de un soldado de permiso en Venecia. Una Venecia lluviosa y nublada envuelta en sombras que contrasta con la luminosidad de la historia del conde o la luz irreal de los recuerdos del soldado.
Lo que he saboreado de Deseo está dibujada por Milo Manara, y el hecho de que aceptara esta historia es uno de los motivos fundamentales de la existencia de este libro. Es una historia de amor no correspo
ndido cuya búsqueda por parte de la protagonista femenina del deseo del personaje masculino nos arrastra hasta una resolución determinada por el nacimiento del deseo colectivo.
El corazón de una estrella dibujada por Miguelanxo Prado es quizás la historia más redonda, es una historia que nos transporta hasta un alba de los tiempos en donde todo es nuevo, en donde todo nada más ha comenzado a existir. Una historia narrada por un “padre” a su “hija” mientras empieza a dormirse. En esta historia vemos a los Eternos en sus orígenes, y vemos el nacimiento de una enemistad entre dos de ellos. Es la única historia de todo el libro en la que aparecen los siete eternos, y la única que inte
nta estar enlazada con una cierta continuidad dentro de la línea superheroica de Dc Comics. Como podemos ver en el personaje Sto-Oa, reminiscencia del origen de los Green Lantern Corps, o en el diálogo premonitorio que tienen Desespero y Rao, el sol de Krypton.
Quince retratos de Desespero es dibujada por Barro
n Storrey y diseñada por Dave Mckean, no es una historieta sino quince relatos ilustrados breves que intentan mostrarnos matices de la propia desesperación y que a la vez nos devuelven el propio retrato del personaje. Colores térreos que nos muestran manchados en un rojo sangre lo terrenal, imágenes de las que emanan reminiscencias del mejor Francis Bacon y le dan a las historias el soporte perfecto.
Hacia adentro es dibujada por Bill Sienkiewicz la realidad y lo ficticio se entremezclan en un vi
aje al centro de la locura, personajes reales envueltos en desnuda tinta china deambulan por un imaginario mundo repleto de brillantes colores, lo real no tiene sustancia y los peces lo envuelven todo soñando volar como pájaros hacia un lejano fundido en blanco.
Destrucción con dibujo de Glenn Fabry es sin lugar a dudas la historia con un dibujo más previsible y menos sugerente. Es la historia de una arqueóloga que realiza un viaje hacia una excavación secreta en una península que hace un año no existía.

Noches eternas es la última historia dibujada magistralmente por un Frank Quitely que sabe conjugar los mejores recursos de la ilustración para envolver un sugerente texto
del guionista dándonos siempre la sensación de leer en viñetas pese a la ausencia de marco.
El guionista cierra en esta historia el libro que adquiere unas connotaciones que unen todos los relatos confiriéndole una extraña coherencia.Siete relatos uno para cada miembro de la familia de Sueño. Gaiman no ha olvidado al niño que fue porque nunca ha dejado de serlo. Sus historias son las historias que, como niños, nos hubieran gustado que nos contaran. Nos fascinan porque tocan la fibra del niño que todos ocultamos en nuestro interior. Del niño que reprimimos y que el autor consigue hacernos aflorar. Gaiman cuida cada detalle de sus guiones, cada guiño, cada personaje es mimado, nos ofrece estructuras narrativas coherentes, cerrando espléndidamente cada una de las historias. Historias que se nos quedan prendidas.
Un libro se cierra y una pregunta queda en el aire.

¿Cuál es el destino de todas las historias?

Felices sueños.


1.- Preludios y nocturnos. La casa de muñecas. País de sueños. Estación de Nieblas. Un juego de ti. Fábulas y reflejos. Vidas breves. El fin de los mundos. Las benévolas. El velatorio.


2- The Sandman: Cazadores de Sueños.



© Pedro F. Navarro, 2004


(Artículo publicado originalmente en la revista Las Estaciones de Nemo nº28 en el invierno de 2004)

jueves, 12 de noviembre de 2009

Miradas. Entrevista a Miguel Calatayud III

Ilustración inédita de "Kembo. Incidente en la
pista del circo Medrano" de próxima aparición.

¿Cuál es el trabajo más atípico que has realizado?

Bueno, ilustraciones para un libro tan difícil como “El viaje en autobús de Josep Pla”. Imagínate, son consideraciones del escritor sobre lo que le rodea, sobre lo que experimenta. No hay personajes. Posiblemente escenarios sí, porque trabaja mucho con temas geográficos, con temas de cierto costumbrismo, con referencias al momento, etc. Pero, ¿Qué ilustramos? Es el punto de vista de un señor que escribe. Pues lo he llegado a hacer sin apartarme de mi registro para infantil, juvenil. Otro trabajo que me encargaron fue una serie de doce ilustraciones sobre la Guardia Real. Era un libro donde abundaba la fotografía pero querían que hubiera una serie de doce láminas, de doce momentos históricos de la evolución del cuerpo. Tuve que documentarme. No sé si cualquier persona que realiza literatura infantil podría hacer un encargo como éste sin renunciar a su voz. Tuve que resolver aquello. En ningún momento de mi vida se me habría ocurrido tocar este tema. Sí que he hecho temas históricos en donde hay batallas y hay de todo. Pero no de la Guardia Real. Uno piensa y duda. Es un libro regalo que se le va a entregar, incluso a la Familia Real, y que la propia Guardia Real va a recibir. A lo mejor, hago las narices un poco exageradas y exagero o deformo los cuerpos o las proporciones. Finalmente acabé haciéndolo y ví que se aceptó con mucho agrado. Hasta cierto punto, es una visión original porque no es la clásica estampa documental.

¿Cuándo realizas tus trabajos, te influye el pensar a qué público va dirigido?

Soy autodidacta, nunca llegué a trabajar con
un maestro, hay gente que ha aprendido trabajando con otra gente. En mi caso no fue así. Apliqué las cositas que había hecho de forma ingenua y más tarde pasadas por el tamiz de Bellas Artes empecé a entender lo que es vulgar y lo que no tiene el carácter que debería tener. A esto lo llamo la honradez profesional. ¿Te pones en la mentalidad de los niños para hacer un libro para niños? No, como me voy a poner en la mentalidad de los niños. Soy una persona responsable. Entrego a los niños lo que creo que les debo entregar y lo que les entrego tiene que empezar gustándome a mí, si no me gusta, lo rehago. De hecho, a veces, he tirado un trabajo, aunque no un libro entero. He iniciado algo, he visto que no resultaba y he vuelto a empezar. Uno tiene que estar de acuerdo con lo que está entregando. Este trabajo está hecho para ser reproducido, y esto se olvida a menudo. La gracia de nuestro trabajo y el interés que tiene es su amplitud. Llega a muchísima gente. Las posibilidades de difusión son tan maravillosas que a uno le emociona. A veces hacemos trabajos de animación a la lectura. Ahí conectamos con el público que conoce el libro, con niños, con adultos, con profesores y es cuando detectas realmente las cosas que funcionan y las que no, al margen de tu propuesta, claro. Recibes un mensaje de primera mano que se agradece. Todo esto da una disposición responsable hacia nuestro trabajo. Siempre existe el peligro de los convencionalismos. Llamo convencionalismos a las cosas que no aportan nada, entiéndeme, el asunto vulgar. Por ejemplo, los ojitos que quedan muy graciosos, o las posturitas, o insistir sobre las cosas mil veces hechas. Que por muy bien que se hagan funcionan en el mercado americano y en otros mercados pero que si no me aporta nada visualmente y no veo hallazgos me deja de interesar. A mí los tebeos no me gustan como me gustaban antes, ya los leo de otra forma, si es que los leo. También se agradecería por parte del público un poquito de reflexión. Hablábamos de buenos profesionales y también deberíamos hablar de buenos lectores, de buenos espectadores que estén dispuestos a ver más allá de lo que sería la simple contemplación. Hay gente preparada que opina que la lectura va a la inteligencia y no la contemplación. Parece que abrimos los ojos y ahí se acaba el proceso. Esto está por ahí escrito en algún libro de cierta especialización. No sé si a tí y a tus lectores les consta que no está bien visto si el niño lee tebeos, o si el niño se aficiona a libros donde hay mucha imagen y poco texto. Porque el niño lo que tiene que hacer es leer, la capacidad de leer es lo que le convertirá en…, en fin. Así, la lectura del tebeo, del libro infantil-juvenil se va a quedar en nada. Vamos, esto para mí es una barbaridad.

¿Qué le recomendarías a un autor joven?


Odio las recomendaciones. La gente buena siempre ha olvidado lo que ha leído, es decir, quien ha tenido un valor y un peso histórico siempre ha terminado olvidando todo lo que le enseñaron. Esto no quiere decir que desprec
ie las enseñanzas. Siempre dejan un poso valioso. Un ilustrador, un autor joven lo que tiene que hacer es enfrentarse con su propia experiencia, con su propia forma de entender las cosas y llevarlas al trabajo, a la labor. Alguien puede optar por diversificar su forma de trabajar o bien no buscar un estilo definido, pero éste no es mi caso, mi estilo sí se identifica. A lo largo de los años he hecho lo que pensaba que tenía que hacer, Para mí en la ilustración y por qué no decirlo, en el cómic, me da la sensación que tienes que buscar no una técnica, sino la capacidad no sólo de hacer un cuento infantil, juvenil sino, si se presenta el caso, de hacer un cartel para unas fiestas populares, un cartel muy serio, un trabajo publicitario, etc. Estás empezando en esto, estás introduciéndote, estás creando un registro que te va a obligar siempre al relato infantil que sabemos que tiene unos ticks, unas características que, como va dirigido a los niños, permite determinadas cosas que no permite un trabajo dirigido a adultos. Creo que esta consideración es clave, es decir, me estoy metiendo en un territorio, en un camino, en una línea de trabajo que me debe permitir en un futuro no traicionarme a mí mismo, no tener que cambiar de estilo o de forma de trabajar si el trabajo es más serio, más divertido, si es humorístico, o si es dramático. Esta consideración para mí es clave, espero que pueda resultar interesante.
Desde luego. ¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Acabé un librito para Bromera. Es una pequeña historia para niños muy pequeños de un reloj de cuco que en vez de hacer “cu-cu” dice “ca-ca”. He trabajado en cartelería y he hecho una agenda para un colegio. Ahora estoy acabando un libro para la editorial Kalandraka. Es la historia simpática de un león, con dos partes diferenciadas, su vida en África y su vida en un circo parisino. Se titula “Kembo. Incidente en la pista del circo Medrano”, el texto es de un autor valenciano, Carlos Pérez. Esperamos que salga para Navidad.

En 2006 presentó en el Teatro Wagner de Aspe el libro “El bosque de mi abecedario” ¿Cuándo volveremos a tenerle entre nosotros?


Siempre que ha surgido algo en Aspe ha sido iniciativa del Ayuntamiento, de la Concejalía de Cultura o de la Biblioteca. Siempre quedé muy satisfecho del resultado. La última vez fue con motivo de una exposición que se presentó en el tristemente desaparecido Salón del Libro de Alicante. Trataremos de presentar el de Kalandraka. Cesar Martín, el delegado editorial, tiene interés en que la hagamos en Alicante.
Abrazos y saludos a todos los amigos y amigas de la comarca.

Gracias por tu tiempo Miguel. Esperamos volver a verte pronto presentando próximos proyectos.

© Pedro F. Navarro, 2009