sábado, 20 de noviembre de 2010

Snowhite


Snowhite. Ana Juan. Col. Mercat nº12. Edicions de Ponent. Cartoné. 84 págs. B/N.

Cuando un cuento abierto en la niñez nos sobrecoge, nos impacta, se queda con nosotros durante toda la vida. Cuando ese libro se adhiere a nuestra imaginación, cuando no nos deja, podemos llegar a sentir una deuda, a sus autores o al libro en sí mismo. Cuando esa persona siente esa necesidad, entonces nos podemos encontrar con reescrituras, con reelaboraciones, con homenajes hacia esos textos. Snowhite es uno de ellos.
Ana Juan (Valencia, 1961) siempre ha sido una autora de una remarcada personalidad, miembro del colectivo autoral de la mítica revista Madriz, planteó una serie El sombrerero de la calle Carretas (Madriz, 1986) que no fue entendida en su momento por el público y la crítica. Se trasladó al mercado francés y obtuvo el éxito que en este país se le negó. Ahora, acaba de recibir, el pasado mes de septiembre, el Premio Nacional de Ilustración otorgado por el Ministerio de Cultura con el objetivo de reconocer y distinguir el conjunto de la labor realizada por un ilustrador español, merecidísimo sin duda. Debemos tener en cuenta que, con el paso de los años, con la evolución de su estilo, ha destacado en multitud de mercados internacionales y es, en estos momentos, una de las firmas más solicitadas. Su carrera se reafirmó en el momento en que la prestigiosa revista de ilustración The New Yorker, (encargo soñado por cualquier ilustrador) la llamó para realizar una de sus portadas, aunque por aquel entonces ya trabajaba para los periódicos El País y El Mundo. No fue la última. Ha repetido en varias ocasiones más. Snowhite, es enigmática y transgresora, fue la reelaboración del cuento de Blancanieves de los Hermanos Grimm con la que en el año 2001 nos sorprendió Ana Juan. Este libro supuso la recuperación, por parte del editor Paco Camarasa, de una propuesta que no tenía cabida en los circuitos comerciales de grandes tiradas. Imagínense el cuento de Blancanieves pasado por el tamiz de Gorey o de Tim Burton, entonces podrán comenzar a hacerse una idea de la originalidad de esta adaptación. Una época, quizás decimonónica, nos aturde tras cada dibujo, el blanco y negro sobrecoge con sus masas y sus volúmenes, los rostros envueltos en enigmas y los giros narrativos, pese al conocimiento previo que tenemos del cuento, nos hacen leer esta obra con otra mirada.


© Pedro F. Navarro, 2010


(Columna Noveno Arte publicada originalmente en el periódico 30 Días en octubre de 2010)